24 de septiembre de 2014

GUATEMALA: FIRMA Y DENUNCIA QUE LA VIOLENCIA EXTRACTIVISTA ES CONTRA LAS MUJERES INDÍGENAS Y SUS COMUNIDADES

La violencia  del  extractivismo  es contra las mujeres indígenas  y sus comunidades.

 Los pueblos indígenas de Guatemala continúan luchando cada día contra la explotación y el despojo de sus tierras comunales, ante el asedio de las empresas extractivistas, una lucha por la dignidad y por la vida que le pone frente a la flagrante y devastadora penetración de estas empresas en sus territorios. Esta lucha es y ha sido principalmente encarnada y protagonizada por mujeres indígenas, son ellas quienes desde su profunda y legítima determinación por conservar la vida de sus hijos, de sus familias y sus comunidades vienen poniendo un alto a la violación de los derechos humanos y haciendo valer el cumplimiento de los derechos colectivos indígenas.
Con este pronunciamiento queremos no sólo denunciar esta situación, sino aunar fuerzas en torno a la indignación y solidaridad nacional e internacional para exigir las acciones necesarias que permitan garantizar la seguridad de estas mujeres.
La maquinaria estatal guatemalteca que reprimió en los oscuros años del genocidio  sigue existiendo, no ha desaparecido, pero se ha renovado y ha desarrollado nuevas formas de violentar la integridad física y moral de las mujeres indígenas que se atrevan a cuestionar o denunciar los intereses de las grandes empresas que atentan contra la vida de las comunidades, las atacan feroz y frontalmente y también las  intimidan produciendo rumores  y difamaciones  en sus comunidades, amenazan a sus familias para que renuncien a sus acciones políticas. Para que se tenga una  idea de las formas  de represión nombramos los siguientes casos:
Jovita Tzul Tzul, una joven mujer k’iche’ de Totonicapán  que trabaja junto a la Asociación de Abogados Mayas, participando activamente en la denuncia de las múltiples violaciones a los derechos humanos de las mujeres, pueblos y comunidades indígenas que son violentadas por los
proyectos extractivistas.  Por esta labor, Jovita es el blanco de una serie de amenazas e intimidaciones, para que deje sus labores.
También está el caso de Ramona García, dirigente de las 12 Comunidades kaqchikeles de San Juan Sacatepéquez: ha realizado una serie de denuncias sobre cómo ha sido flagrantemente monitoreada en sus conversaciones telefónicas y correos electrónicos y ha revelado la manera en que los policías que resguardan la seguridad del proyecto cementero Finca San Gabriel la han venido intimidando junto a una serie de compañeras de manera constante y pública, instándolas a no salir de sus casas para las movilizaciones y amenazándolas con violentar la integridad física de sus familiares. Todo esto por defender las tierras comunales de San Juan Sacatepéquez.
La compañera Angelina Choc, q’eqchi’ del Estor Izabal,  quien junto con sus compañeras han denunciado en Guatemala y Canadá la  violación sexual de 11 de sus compañeras por miembros de seguridad privada de la empresa minera canadiense Hudbay Minerals Inc. Así también por el asesinato de su esposo el profesor Adolfo Ich Xamán. Por ese caso de denuncia ellas está siendo intimidada y asediada con llamadas telefónicas y difamaciones en su comunidad.
Otro caso es el de Francisca Gómez, columnista k’iche’ quien es acusada de difamación contra Cementos Progreso, propiedad de la familia Novella. Esta mujer luchadora lo único que ha hecho es venir denunciando con pruebas una serie de atropellos cometidos por dicha cementera en 12 Comunidades de San Juan Sacatepéquez, y en vez de escuchar sus argumentos, la respuesta ha sido interponerle un proceso judicial en los tribunales de Guatemala para intentar silenciarla.
Doña Crisanta Pérez, mujer mam de San Miguel Ixtahuacán, San  Marcos, que  tuvo orden de detención por su participación activa contra del despojo de tierras y también por haber denunciado los daños que ha ocasionado la Mina Marlin en su comunidad.
Margarita Ché, q’eqchi’, quien denunció la intromisión del Ingenio Chabil Utzaj en el Valle del Polochic, Alta Verapaz. A raíz de esto ella y su familia sufrieron una serie de  calumnias difamatorias en su comunidad. Finalmente Margarita fue asesinada el 4 de junio de 2011 en condiciones  de violencia, el caso nunca fue esclarecido por parte de las instancias que debieron de hacerlo.
Lorena Cabnal, Xinca, feminista comunitaria, activa participante contra el despojo de las tierras comunales en Santa María Xalapan, ha sufrido una serie de acusaciones, difamaciones y agresiones familiares.
La compañera Catarina Sequén, kaqchikel, viuda.  Fue despojada de su tierra en Santo Domingo Xenacoj para construir el anillo regional por parte de la empresa Constructora Nacional S.A. CONASA que beneficiará al proyecto Cementos Progreso en San Juan Sacatepéquez. Ella es asediada y amenazada permanentemente por trabajadores de la empresa.
La dirigenta Hermelinda Simon, q´anjobal que por participar en la organización de la consulta comunitaria en Barillas, Huehuetenango y por su lucha contra a la empresa hidroeléctrica Hidro Santa Cruz y le  dictaron orden de detención  y fue perseguida mediante un proceso irregular.
Hoy día 14 de agosto del 2014 fueron detenidas tres mujeres q’eqchi’: Isabela Choc, Cristina y Cármen Hun una de ellas embarazada,quienes por su oposición a los desalojos violentos y la militarización de sus tierras de Monte Olivo y 9 de febrero,  fueron encarceladas de manera irregular.
La  cuenta sigue, la persecución de Lolita  Chavez , dirigente k’iche’ de Santa Cruz del Quiché ha sido amenazada y agredida constantemente. Tiene varios procesos de demanda en su contra.  Como ella, hay  varios cientos nombres  de mujeres  comunitarias que  están siendo  reprimidas y perseguidas por sus luchas.
En los años del genocidio, los represores jugaban con la vida de las familias y obligaban a muchos a formar parte de las Patrullas de Autodefensa Civil forzándolos a denunciar a su propia gente. Hoy, bajo la misma lógica, muchas familias dentro las comunidades reciben dinero para que apoyen a los proyectos de la muerte ‒que ellos denominan como proyectos de “desarrollo”‒ y para que amedrenten a su propia gente.  Pero al igual que ayer, hoy son las mujeres indígenas las que alzan más alto la voz de rechazo y las que más se organizan, por esto también es que la represión es más fuerte sobre ellas. La fuerza de estas mujeres y su determinación en la lucha por conservar sus formas de vida comunitaria está siendo atacada por empresas y por el Estado.

Estas mujeres no son “víctimas” pasivas de lo que sucede en sus comunidades, son luchadoras que nos exigen a todas y todos indignación y solidaridad, pero por sobre todo, nos exigen acciones concretas para que, desde donde podamos, presionemos por garantizar su seguridad, la seguridad de sus familias y de sus comunidades. Estas mujeres no quieren ser victimizadas, quieren que nosotras y nosotros asumamos su lucha como nuestra, porque en realidad su lucha es nuestra en todo sentido.

Organizaciones y personalidades amigas de todo el mundo han sido alertadas en estos días sobre la violencia que en estas últimas semanas se ha incrementado contra las mujeres indígenas de Guatemala y sus comunidades organizadas. Están atentas y algunas ya han empezado a actuar para asumir las posiciones que sean necesarias frente a este clima de violencia. En este sentido, los abajo firmantes hacemos un llamado para el cese de la violencia contra las mujeres indígenas, para que finalicen los amedrentamientos contra ellas y para que sus voces no sólo sean escuchadas sino también respondidas, ellas no están solas, somos muchas y muchos que las acompañamos en su lucha.

Firma la peticición Aquí


Vía: https://www.change.org

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