En un
acontecimiento cívico sin precedentes en la historia del Uruguay, el pasado 27
de junio, la comisión Tacuarembó por la Vida y el Agua hizo entrega a la Junta
Departamental de una propuesta, acompañada por más de 13.000 firmas de
ciudadanos, para que se prohíba el desarrollo de la minería metalífera a cielo
abierto en el departamento de Tacuarembó en el centro del país.
Este acto
constituye un hecho histórico porque es la primera vez que se hará uso en Uruguay
de la "iniciativa popular" en materia de Gobierno Departamental. Este
procedimiento se encuentra habilitado por el artículo 305 de la Constitución de
la República y regulado por la ley 9.515 de 1935 sobre el gobierno y la
administración de los municipios.
Para
presentar la iniciativa, se precisa el apoyo del 15% de los votantes residentes
en la localidad. La norma, junto con las firmas, es entregada a la Junta
respectiva que, luego de hacer verificar las firmas, tiene 60 días para
pronunciarse. Si la resolución es negativa, lo comunica al Intendente, quien
debe convocar el referéndum departamental entre los 30 y 60 días siguientes.
El grupo
que llevó adelante esta iniciativa “Tacuarembó, por la vida y el agua” se
define como un grupo de ciudadanos y ciudadanas en donde confluyen periodistas
y comunicadores, productores rurales, empresarios, trabajadores, representantes
sindicales, ediles, autoridades eclesiásticas, vecinos y vecinas preocupadas por la
instalación de la minería metalífera a cielo abierto a gran escala en el
territorio nacional.
En la
noche del jueves 27 a pesar del frío un grupo importante de ciudadanos y
ciudadanas de distintas localidades del país acompañaron el acto de entrega de
las firmas y escucharon atentamente las palabras del Obispo Julio Bonino,
frente a la Junta Departamental.
En
relación a las características del Departamento de Tacuarembó el Obispo
destacó: “En este Centro-Norte del Uruguay, tenemos el privilegio de contar con
una de las reservas de agua dulce más grande del mundo: el Acuífero Guaraní,
que tiene como zona de recarga de su inmenso tesoro, el territorio dentro del
cual nos encontramos. Sabemos que estamos situados en una de las zonas de mayor
diversidad de especies y ecosistemas del país, donde ya conviven la ganadería,
la agricultura y la forestación. Hemos recibido esta valiosa tierra para que
queriéndola mucho, la cuidemos al beneficiarnos de sus frutos y la defendamos
de todo aquello que pueda dañar la posibilidad de que la encuentren sana los
que vengan después de nosotros. No tenemos que olvidar que la tierra no es una
herencia de nuestros padres sino un préstamo de nuestros hijos”.
El
Obispo consideró como un valioso aporte el Juicio Ciudadano sobre minería a
cielo abierto en Uruguay organizado por la Universidad de la República. Destacó las principales conclusiones donde se
advirtió que es necesario:
- Un
intenso e informado debate con la más amplia participación ciudadana, que
garantice que las decisiones tomadas en una u otra dirección obtengan el más
amplio consenso técnico, político y social.
- Admitir que no existen o no se conocen en nuestro país planes o estrategias de desarrollo a mediano y largo plazo para poder decidir cuáles inversiones se adaptan o no a nuestro país.
- Considerar que el desarrollo debe ser medido no sólo en términos de aumento del PBI.
- Que no existen o no son del todo precisos los estudios que permitan a los tomadores de decisiones, hacer los cálculos de pérdidas y ganancias relacionadas a los impactos de los proyectos.
- Considerar que no hay antecedentes a gran escala en Uruguay sobre cómo restaurar o evitar que se dañen ecosistemas de los que no tenemos aún cabal idea de cómo funcionan
- Que tampoco parece haber en nuestro país, por diversos motivos, la cantidad y diversidad de especialistas para monitorear y hacer cumplir en tiempo y forma los procesos de control y seguimiento necesarios.
- Considerar que esta omisión de planes, estudios y demás, inhabilita para marcarles a las empresas privadas normas de cuidado ambiental precisas.
- Considerar también la carencia de que Uruguay no cuenta con un relevamiento preciso sobre su patrimonio histórico, arqueológico e inmaterial lo que nos pone en peligro de perder en forma definitiva las huellas de ese rico pasado.
- Admitir que no existen o no se conocen en nuestro país planes o estrategias de desarrollo a mediano y largo plazo para poder decidir cuáles inversiones se adaptan o no a nuestro país.
- Considerar que el desarrollo debe ser medido no sólo en términos de aumento del PBI.
- Que no existen o no son del todo precisos los estudios que permitan a los tomadores de decisiones, hacer los cálculos de pérdidas y ganancias relacionadas a los impactos de los proyectos.
- Considerar que no hay antecedentes a gran escala en Uruguay sobre cómo restaurar o evitar que se dañen ecosistemas de los que no tenemos aún cabal idea de cómo funcionan
- Que tampoco parece haber en nuestro país, por diversos motivos, la cantidad y diversidad de especialistas para monitorear y hacer cumplir en tiempo y forma los procesos de control y seguimiento necesarios.
- Considerar que esta omisión de planes, estudios y demás, inhabilita para marcarles a las empresas privadas normas de cuidado ambiental precisas.
- Considerar también la carencia de que Uruguay no cuenta con un relevamiento preciso sobre su patrimonio histórico, arqueológico e inmaterial lo que nos pone en peligro de perder en forma definitiva las huellas de ese rico pasado.
Con vos
clara y serena el Obispo Julio Bonino concluyó:
El acto que estamos protagonizando sucede en este año 2013 en que las Naciones
Unidas lo han declarado Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del
Agua, y que se inscribe en el Decenio Internacional para la Acción, El agua,
fuente de vida 2005-2015.
Custodiemos
la tierra y el agua de nuestro territorio, porque es la casa de todos.
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