Por Claudia Korol, Camila Parodi y Laura Salomé Canteros / Fotos: María Eugenia Cofre y Gustavo Gnf
Capitalismo, colonialismo y patriarcado o sus expresiones de
explotación, invasión, racismo y discriminación son jueces contra Relmu
Ñamku, autoridad de la comunidad Winkul Newen. Se la acusa de “intento
de homicidio” a una operadora del poder judicial que recibió órdenes de
una empresa petrolera para invadir tierras comunitarias mapuches. Una
vez más, el derecho a la identidad y a la legítima defensa (de la vida y
el territorio) no se tiene en cuenta para las mujeres.
Todas las que nos indignamos ante el rostro espantoso de la
injusticia, las que gritamos con ella que nuestros cuerpos y territorios
son espacios de libertad, todas nosotras somos Relmu, pero… Relmu es
Relmu. Se levanta a la mañana cada día de estos días, se viste, da el
desayuno a sus hijas e hijo, entra con ellas y él al juzgado. Oye
acusaciones que insultan la inteligencia pronunciadas en nombre de la
civilización. Oye el racismo desbordado en los medios de comunicación.
Oye argumentos absurdos esgrimidos para condenarla. Ve pruebas
ridículas, que causarían gracia, si no fuera porque con esas burdas
maniobras, se
levanta una posible sentencia de años de prisión.
El lunes pasado comenzó el juicio que se le sigue a Relmu Ñamku
en Zapala, territorio de Neuquén. Mediante entroncadas complicidades,
los opresores de siempre: un Estado, integrantes de gobiernos nacional y
provinciales, de empresas extranjeras, del poder judicial, medios
hegemónicos y fuerzas represivas asisten a la criminalización de una
mujer originaria, de identidad mapuche y estirpe de sobreviviente y
luchadora.
La invasión y el desalojo son atropellos en la violación a los
derechos humanos de las comunidades originarias. En este enjuiciamiento,
no se encuentra la notificación que casi se tradujo en invasión de
tierras de propiedad originaria ni la obediencia del poder judicial a
empresas extranjeras, sino las acciones en legítima defensa –del
territorio cuerpo: la vida, y el territorio comunitario: la identidad-
de las y los mapuches bajo las constantes violencias y amenazas de los
brazos ejecutores del racismo, el colonialismo y el patriarcado que
pretenden imponer de forma cotidiana su sistema de dominación basado en
la fuerza.
“Váyanse de nuestra tierra”: qué pasó en las primeras tres jornadas del juicio
“Ya declararon casi una decena de testigos y ninguno señaló a Ñamku
como la responsable de herir a la denunciante”. Con estas categóricas
palabras, Darío Aranda resumió la tercera jornada del diario del juicio contra Relmu. El miércoles 28 declaró Verónica Pelayes, denunciante, y quien según el portal 8300
expresó “lo difícil de toda la situación”. Pelayes, “ante la pregunta
de la defensa de si consideraba responsable por los hechos a la empresa
petrolera Apache y a sus responsables jerárquicos dentro del poder
judicial, Pelayes respondió que sí”, sosteniendo la demanda que inició
contra el gobierno por “haberla presionado para que lleve la
notificación cuando se encontraba de vacaciones, y a la empresa
petrolera por presionar sabiendo que había un conflicto con la
comunidad”.
Además declararon médicos de la querella y la fiscalía quienes
exhibieron fotos del rostro lastimado de Pelayes (quien habría recibido
el piedrazo por el que se acusa a Relmu Ñamku de “intento de homicidio”)
y que dejaron en claro que en ningún momento corrió riesgo su vida.
También declararon José de la Rosa Cárdenas, médico de la policía de
Zapala, y Jorgelina Carmona, perito forense del poder judicial de
Neuquén. La perito sostuvo que el golpe que recibió Pelayes “pudo ser de
una piedra, un palo o un puño”, y si bien tanto Cárdenas como Carmona
acreditaron las lesiones, también descartaron que haya estado en riesgo
su vida tal como sostiene la figura con que se acusa y con la que se
amenaza a condenar a Ñamku a una pena privativa de su libertad de hasta
15 años.
También declaro el abogado de la petrolera Apache, en la actualidad
YPF, Mariano Brillo, quien señaló que el día del hecho sólo se trataba
de una notificación para que le permitan el paso. Sin embargo, según
precisa el periodista Darío Aranda, “las preguntas del abogado defensor
de Relmu Ñamku, Martín Maliqueo y Mauricio Rain, dejaron ver las
contradicciones en el relato”, cuando lo indagó sobre la particularidad
de un amparo obtenido el último día hábil del año y previo a la feria
judicial (28 de diciembre de 2012) y de por qué para una simple
notificación había concurrido con policías, guardias privados de la
compañía y una retroexcavadora, suceso que se confirmó en la jornada
anterior del juicio. Además, el abogado de la petrolera afirmó “no haber
visto quién arrojó la piedra” que hirió a Verónica Pelayes.
El martes 27 efectivos policiales pusieron las “pruebas” sobre la
mesa y declararon la procedencia de las mismas, se trataba de las
piedras con las que se hirió a la denunciante pero que sin embargo
habían sido recogidas nueve meses después del episodio. Los testigos no
reconocieron a Relmu Ñamku como la agresora pero sí recordaban al
abogado de la empresa, Mariano Brillo dirigiendo la operación de
desalojo. Si bien las piedras de por si no podrían reconocerse como
pruebas suficientes por la lejanía temporal en las que fueron
recolectadas, las mismas ni siquiera llegaron a ser exhibidas. “Ante el
jurado, no quedó claro si las perdieron o nunca las tuvieron como
prueba” señaló Darío Aranda en su relato. Durante esta jornada se
confirmó la presencia de la retroexcavadora el día 28 de diciembre con
la cual se demostraba el objetivo de arrasar el alambrado y la tranquera
de la comunidad. Para Aranda la confirmación de la maquinaria y del
personal policial fueron claves: “el discurso mediático instalado por la
fiscal Taboada, Pelayes y el abogado Julián Álvarez es que no había
retroexcavadora, no había empalados de la petrolera ni policías, y que
era una ´simple notificación´ que implicaba dejar un papel en el
alambrado”.
Mientras que el día lunes 26, primera jornada, se desarrolló con las
declaraciones de los testigos aportados por la fiscalía encabezada por
Sandra González Taboada quién desde su inicio anunció que el juicio sólo
debía contemplar el accionar de los acusados y acusada, no así el
territorio y la lucha del pueblo mapuche. Allí por su parte, el abogado
defensor Darío Kosovsky cuestionó la situación en la que se encuentran
ante un juicio a gran escala sabiendo que la misma se podría haber
evitado recordando a su vez las denuncias a la empresa petrolera
realizadas previamente por la comunidad Winkul Newen a la cual
pertenecen sus compañeros, que fueron anuladas por la actual fiscal del
caso. Los policías Gonzalo Salinas, Santiago Coria y Oscar Castillo
confirmaron su participación en la intervención recordando uno de ellos
que el abogado de la petrolera Apache presionaba a la auxiliar de
justicia para lograr el avance territorial sobre la comunidad. Su
coincidencia en el relato fue clara, el reclamo por parte de los
pobladores era: “váyanse de nuestra tierra” recordando a su vez que las
piedras arrojadas eran hacia los vehículos y no a las personas.
Ensañarse en el cuerpo de una mujer de la tierra
Sobre Relmu, sobre su vida, sobre la de sus hermanos de la comunidad
Winkul Newen, Martín y Mauricio (los otros dos imputados), se está
montando una farsa tribunalicia, en la que se quiere condenar la
rebeldía histórica de un pueblo. Todo el odio racista, burgués, colonial
y patriarcal, se ensaña en el cuerpo de una mujer mapuche, una mujer de
la tierra, una mujer digna.
Fue Relmu la que en una oportunidad, junto a otras hermanas, se roció
con combustible para que no ingresen al territorio “los buitres”. Es
ella quien puso su cuerpo frente a las topadoras que intentaban un nuevo
desalojo, en el momento mismo en que velaban a un niño recién nacido,
muerto por la contaminación petrolera. Es ella quien se vuelve gigante
cuando se para frente al tribunal con la dignidad como bandera, y con la
memoria del pueblo guerrero que la educó en la rebeldía ardiendo en sus
ojos.
Es Relmu la que está sentada en el banquillo de las acusadas. Ella es
la que está con sus tres niños, que le preguntan qué harán si le toca
ir a prisión. Ella es la que mira con fuerza y dice que ese juicio es
contra ella, pero es contra todas. Es contra ella, pero es contra todos.
Es un juicio en el que se quiere dar un castigo ejemplar a los pueblos
que deciden defender su modo de vida, su tierra, su cielo, sus ríos, y
sus vidas.
http://www.marcha.org.ar/castigar-en-relmu-a-todas-las-mujeres-que-defienden-sus-vidas-y-territorios/
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