16 de septiembre de 2015
14 de septiembre de 2015
NUESTRO CUERPO PRIMER TERRITORIO A DEFENDER
Revista Nueva Colombia Nº130
Emilce Ferrer nunca
se imaginó las consecuencias que traería a su tierra el proyecto
hidroeléctrico del río Sogamoso, en Santander. Como la vida de tantas
familias de pescadores, la suya y la de sus seres queridos dependía del
río que fue represado por Isagén.
Las operaciones provocaron un ecocidio de enormes
proporciones y destruyeron formas tradicionales de producción en la
región. La construcción de la represa involucró la llegada de miles de
forasteros. Aumentó la prostitución en la zona y se disparó el índice de
embarazos a temprana edad.
En marzo, Emilce marchó hasta la capital del
departamento junto a otras personas para exigir una respuesta de la
gobernación frente a las exigencias de tantas familias afectadas por el
proyecto. Entre ellas están las de quienes han debido desplazarse de su
tierra por causa de la contaminación y la pobreza. La movilización fue
criminalizada cuando en el mes de junio, a falta de respuestas por parte
del gobierno departamental, algunos de los manifestantes se encadenaron
a la entrada del Palacio Amarillo. La policía intentó desalojarlos y se
produjo un altercado. La visibilización del hecho y de las exigencias
de los manifestantes ante la opinión pública llevó a que la gobernación
convocara una reunión entre Isagén y los representantes de las familias
afectadas. Han pasado ya varios meses y no existe un acuerdo que
garantice a las familias una reparación integral frente al daño que han
sufrido.
Una carga agregada
“El río ya no nos lo pueden devolver”, señala Emilce.
Como integrante del Movimiento Colombiano Ríos Vivos participó en el
Encuentro Nacional de Mujeres defensoras de la vida frente al
extractivismo. Organizado por Cenat Agua Viva y el Fondo de Acción
Urgente para América Latina y el Caribe, el evento se llevó a cabo entre
el 18 y 20 de agosto. Más de 50 mujeres de todo el país y varias
invitadas internacionales se reunieron en Fusagasugá para conversar en
torno a los impactos del modelo extractivo en la vida y los cuerpos de
las mujeres y para construir propuestas conjuntas de cara a la defensa
de territorial.
Según la hondureña Berta Isabel Cáceres,
del Pueblo lenca, integrante del Consejo Cívico de Organizaciones
Populares e Indígenas (COPINH), el cuerpo es un lugar sagrado, de
autodeterminación. La lucha por el territorio empieza por la defensa de
este primer lugar de decisión de donde brota la vida. La dictadura de
los grandes capitales sumada a la cultura patriarcal que determina la
política hace que el cuerpo de la mujer sea un objeto de agresión, un
territorio en disputa. En muchos lugares del mundo, las mujeres lideran
los procesos de defensa de sus regiones frente al peligro que
representan los intereses transnacionales. Son también ellas las
principales víctimas de persecuciones, amenazas, acosos sexuales y
hostigamientos, como expresión de un patrón cultural misógino.
Hay, pues, una afectación diferencial para las mujeres
en el contexto del crecimiento del extractivismo en América Latina. El
hecho de que, por ejemplo, tengan agua contaminada o haya escases debido
a que una empresa está utilizando millones de litros al día las afecta
de forma particular, porque al final son ellas quienes tienen que estar
pendientes de la alimentación y de la calidad de los suelos que
cultivan. “Esto implica una carga agregada para las mujeres”, reitera Ángela Cuenca,
integrante del Colectivo Casa de Bolivia y de la Red Latinoamericana de
Mujeres Defensoras de Derecho Sociales y Ambientales. “Tienen que
recorrer grandes distancias en busca de agua, tienen que garantizar la
soberanía alimentaria en sus zonas; el hecho de
9 de septiembre de 2015
BOLIVIA: CUMBRE NACIONAL DENUNCIA LA VIOLENCIA MEDIO AMBIENTAL CONTRA LAS MUJERES Y LA OPRESION A LA MADRE TIERRA
Con un mitin, en medio de pancartas y mensajes de
denuncia y rechazo a la violencia medioambiental que sufren las mujeres y la opresión a la Madre Tierra causada por el extractivismo patriarcal, culminó la Cumbre Nacional de Mujeres para la
defensa de la Madre Tierra realizada en la ciudad de Oruro, Bolivia el pasado 4
y 5 de septiembre de 2015.
El evento convocó a mujeres indígenas, originarias, tanto de
tierras altas como de tierras bajas, regantes,
campesinas, pesqueras y mujeres urbanas todas con una misma preocupación: la
defensa de la Madre Tierra , quienes analizaron los impactos del extractivismo
minero en el cuerpo - tierra y territorio, los impactos en el agua y los
recursos naturales y la manera cómo se ven afectados los derechos de las
mujeres y la madre tierra, concluyendo
que es una forma de violencia medio ambiental contra las mujeres.
La cumbre dio paso a un conversatorio público denominado “La Defensa de la Madre en un contexto de extractivismo patriarcal” en el cual se hizo visible la solidaridad y respaldo de la Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de los Derechos Sociales y Ambientales, se compartieron las luchas en defensa del territorio que hace la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia – CNAMIB, los impactos de la minería en las mujeres desde la experiencia de la Red Nacional de Mujeres en Defensa de la Madre Tierra, las resistencias por las hermanas regantes de Challapata en defensa del agua y la escasez de agua que se vive en la comunidad de totoral.
2 de septiembre de 2015
BOLIVIA: CUMBRE DE MUJERES PARA LA DEFENSA DE LA MADRE TIERRA
Hace
dos años nació la Red Nacional de Mujeres en Defensa de la Madre Tierra
(RENAMAT) con el propósito de generar una Red de solidaridad de las mujeres que
sufrimos los impactos del extractivismo minero y que resistimos en defensa de
nuestra Madre Tierra.
La
realidad no ha cambiado mucho, por el contrario, las agresiones que hemos
estado sufriendo como consecuencia de los impactos ambientales en nuestras
comunidades se han convertido en una forma de violencia contra las mujeres,
afectado de modo directo nuestra salud y la de nuestros hijos; nuestro derecho
a gozar de aguas no contaminadas, nuestro derecho a una vida libre de
violencia, nuestro derecho una soberanía alimentaria, nuestro derecho al
trabajo y también afectando los derechos a la libre consulta y a
autodeterminación de nuestros pueblos.
Ahora
sabemos que sólo la unidad y solidaridad hará posible el fortalecimiento de
nuestras demandas y que la defensa de nuestros recursos naturales depende
también de la solidaridad de diferentes grupos o asociaciones de mujeres que
cotidianamente luchan desde sus hogares, comunidades y organizaciones para
frenar los efectos destructivos de las operaciones mineras. Es por esta razón
que en esta oportunidad, desde la RENAMAT convocamos a una Cumbre de Mujeres que
tiene el deseo de fortalecer estas luchas y generar una incidencia nacional
para combatir la destrucción de nuestro medio ambiente.
Objetivo:
Concertar
una agenda de acción común de propuestas
para defensa de la Madre Tierra y la lucha frente a la violencia medio
ambiental contra las mujeres por actividades extractivas.
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