14 de septiembre de 2015

NUESTRO CUERPO PRIMER TERRITORIO A DEFENDER





Revista Nueva Colombia Nº130
Emilce Ferrer nunca se imaginó las consecuencias que traería a su tierra el proyecto hidroeléctrico del río Sogamoso, en Santander. Como la vida de tantas familias de pescadores, la suya y la de sus seres queridos dependía del río que fue represado por Isagén.

Las operaciones provocaron un ecocidio de enormes proporciones y destruyeron formas tradicionales de producción en la región. La construcción de la represa involucró la llegada de miles de forasteros. Aumentó la prostitución en la zona y se disparó el índice de embarazos a temprana edad.

En marzo, Emilce marchó hasta la capital del departamento junto a otras personas para exigir una respuesta de la gobernación frente a las exigencias de tantas familias afectadas por el proyecto. Entre ellas están las de quienes han debido desplazarse de su tierra por causa de la contaminación y la pobreza. La movilización fue criminalizada cuando en el mes de junio, a falta de respuestas por parte del gobierno departamental, algunos de los manifestantes se encadenaron a la entrada del Palacio Amarillo. La policía intentó desalojarlos y se produjo un altercado. La visibilización del hecho y de las exigencias de los manifestantes ante la opinión pública llevó a que la gobernación convocara una reunión entre Isagén y los representantes de las familias afectadas. Han pasado ya varios meses y no existe un acuerdo que garantice a las familias una reparación integral frente al daño que han sufrido.

Una carga agregada

“El río ya no nos lo pueden devolver”, señala Emilce. Como integrante del Movimiento Colombiano Ríos Vivos participó en el Encuentro Nacional de Mujeres defensoras de la vida frente al extractivismo. Organizado por Cenat Agua Viva y el Fondo de Acción Urgente para América Latina y el Caribe, el evento se llevó a cabo entre el 18 y 20 de agosto. Más de 50 mujeres de todo el país y varias invitadas internacionales se reunieron en Fusagasugá para conversar en torno a los impactos del modelo extractivo en la vida y los cuerpos de las mujeres y para construir propuestas conjuntas de cara a la defensa de territorial.

Según la hondureña Berta Isabel Cáceres, del Pueblo lenca, integrante del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas (COPINH), el cuerpo es un lugar sagrado, de autodeterminación. La lucha por el territorio empieza por la defensa de este primer lugar de decisión de donde brota la vida. La dictadura de los grandes capitales sumada a la cultura patriarcal que determina la política hace que el cuerpo de la mujer sea un objeto de agresión, un territorio en disputa. En muchos lugares del mundo, las mujeres lideran los procesos de defensa de sus regiones frente al peligro que representan los intereses transnacionales. Son también ellas las principales víctimas de persecuciones, amenazas, acosos sexuales y hostigamientos, como expresión de un patrón cultural misógino.

Hay, pues, una afectación diferencial para las mujeres en el contexto del crecimiento del extractivismo en América Latina. El hecho de que, por ejemplo, tengan agua contaminada o haya escases debido a que una empresa está utilizando millones de litros al día las afecta de forma particular, porque al final son ellas quienes tienen que estar pendientes de la alimentación y de la calidad de los suelos que cultivan. “Esto implica una carga agregada para las mujeres”, reitera Ángela Cuenca, integrante del Colectivo Casa de Bolivia y de la Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de Derecho Sociales y Ambientales. “Tienen que recorrer grandes distancias en busca de agua, tienen que garantizar la soberanía alimentaria en sus zonas; el hecho de

9 de septiembre de 2015

SOLIDARIDAD ENTRE MUJERES DEFENSORAS DE LA MADRE TIERRA Y LA VIDA

BOLIVIA: CUMBRE NACIONAL DENUNCIA LA VIOLENCIA MEDIO AMBIENTAL CONTRA LAS MUJERES Y LA OPRESION A LA MADRE TIERRA

Con un mitin, en medio de pancartas y mensajes de denuncia y rechazo a la violencia medioambiental que sufren las  mujeres y la opresión a la Madre Tierra  causada por el extractivismo patriarcal,  culminó la Cumbre Nacional de Mujeres para la defensa de la Madre Tierra realizada en la ciudad de Oruro, Bolivia el pasado 4 y 5 de septiembre de 2015.
El evento convocó a mujeres indígenas, originarias, tanto de tierras altas como de  tierras bajas, regantes, campesinas, pesqueras y mujeres urbanas todas con una misma preocupación: la defensa de la Madre Tierra , quienes analizaron los impactos del extractivismo minero en el cuerpo - tierra y territorio, los impactos en el agua y los recursos naturales y la manera cómo se ven afectados los derechos de las mujeres y la madre tierra,  concluyendo que es una forma de violencia medio ambiental contra las mujeres.

 La cumbre dio paso a un conversatorio público denominado “La Defensa de la Madre en un contexto de extractivismo patriarcal” en el cual se hizo visible la solidaridad y respaldo de la Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de los Derechos Sociales y Ambientales,  se compartieron las luchas en defensa del territorio que hace la Confederación Nacional  de Mujeres Indígenas de Bolivia – CNAMIB, los impactos de la minería en las mujeres desde la experiencia de  la Red Nacional de Mujeres en Defensa de la Madre Tierra, las resistencias por las hermanas regantes de Challapata en defensa del agua y la escasez de agua que se vive en la comunidad de totoral.

2 de septiembre de 2015

BOLIVIA: CUMBRE DE MUJERES PARA LA DEFENSA DE LA MADRE TIERRA




Hace dos años nació la Red Nacional de Mujeres en Defensa de la Madre Tierra (RENAMAT) con el propósito de generar una Red de solidaridad de las mujeres que sufrimos los impactos del extractivismo minero y que resistimos en defensa de nuestra Madre Tierra.
La realidad no ha cambiado mucho, por el contrario, las agresiones que hemos estado sufriendo como consecuencia de los impactos ambientales en nuestras comunidades se han convertido en una forma de violencia contra las mujeres, afectado de modo directo nuestra salud y la de nuestros hijos; nuestro derecho a gozar de aguas no contaminadas, nuestro derecho a una vida libre de violencia, nuestro derecho una soberanía alimentaria, nuestro derecho al trabajo y también afectando los derechos a la libre consulta y a autodeterminación de nuestros pueblos.
Ahora sabemos que sólo la unidad y solidaridad hará posible el fortalecimiento de nuestras demandas y que la defensa de nuestros recursos naturales depende también de la solidaridad de diferentes grupos o asociaciones de mujeres que cotidianamente luchan desde sus hogares, comunidades y organizaciones para frenar los efectos destructivos de las operaciones mineras. Es por esta razón que en esta oportunidad, desde la RENAMAT convocamos a una Cumbre de Mujeres que tiene el deseo de fortalecer estas luchas y generar una incidencia nacional para combatir la destrucción de nuestro medio ambiente.

Objetivo: 
Concertar una agenda de acción  común de propuestas para defensa de la Madre Tierra y la lucha frente a la violencia medio ambiental contra las mujeres por actividades extractivas.