Siempre se ha visto al medio ambiente como algo poco relacionado con lo social y económico. Sin embargo, queda muy claro a través de esta nota que el impacto "ambiental" de la minería metalífera a gran escala es para las mujeres fundamentalmente social y económico.
Minería
metalífera a gran escala
Impactos
socio – económicos de género y cargas agregadas para las mujeres
Como adelantáramos en nuestra
nota anterior, una revisión bibliográfica recientemente realizada por la trabajadora
social Eider Martinez Merino[1]resume los impactos diferenciados de género que provoca
la minería metálica a gran escala. También realiza una recopilación de lo que
se denominan “cargas agregadas”, o sea, aquellas tareas que las mujeres tienen
que realizar sumadas a las habituales por causa de la instalación de empresas
mineras en su territorio. Presentamos
aquí una síntesis de sus principales hallazgos en relación a los impactos
sociales y económicos
Parte del estudio consistió en
el análisis del rol de la mujer campesina dentro de las comunidades andinas.
Este pudo realizarse gracias a la información obtenida, sobre todo, en los
estudios de Mª Teresa Arana, Julia Cuadros y María Bastidas en las comunidades
de las provincias andinas de Cajamarca, Espinar y Cotabambas del Perú.Se
corroboró además que la mayoría de estos impactos se repetían en los estudios
de caso realizados en comunidades andinas de Bolivia yen la Argentina.
Características de las comunidades
andinas analizadas afectadas por la minería metálica a gran escala
La
provincia de Cajamarca en Perú se encuentra a 2,765 msnm, mayoritariamente
rural (79.3%). Es el segundo
departamento más pobre del país, con un índice de pobreza de 51.7% . La tasa de
analfabetismo es del 25.9% y se concentra más en las mujeres (74.6%) que en los
hombres (25.4%).[En esta Provincia se encuentra Yanacocha, considerada la mina
de oro más grande de América Latina. Minera Yanacocha, tiene bajo su
responsabilidad uno de los accidentes ambientales más graves en la zona, el derrame
de mercurio en el año 2000.
Cotabambas es una provincia ubicada en la zona alto
andina del Perú. La altitud en la que se encuentra la provincia, limita su
potencial de desarrollo a actividades agropecuarias, básicamente de
sobrevivencia. Un gran porcentaje de la producción agrícola está destinada al autoconsumo
familiar y al trueque; el porcentaje de venta generalmente es del 10% de lo
producido, con pocas excepciones.[La suiza XstrataCopper Perú genera conflictos
en la zona desde hace más de 8 años].
La provincia de Espinar está ubicada entre los 3.500
y 4.500 metros, El 54% de su población vive en zonas rurales. El 52% de la PEA
se dedica a actividades agrícolas y pecuarias. El 32,7% de los hogares están
bajo la jefatura de mujeres. La tasa de
analfabetismo es de 85,7%, el índice de escolaridad es de 86,1%. El 49,8% de la provincia son mujeres. el 22%
de las mujeres son analfabetas, el 70% del total habla quechua como lengua materna.
[La minería se inició en 1985, adquirida por la suiza XstrataCopper en mayo de
2006]
Las comunidades analizadas, son
comunidades rurales campesinas, donde la actividad productiva
principal es la agropecuaria. En ellas existen altos índices de pobreza extrema
y moderada, de analfabetismo, falta de acceso igualitario a los recursos y el
mantenimiento de la economía de subsistencia. El machismo, está mucho más
marcado en las esferas familiares, sociales y comunales que en las áreas
urbanas, los roles de género generanquelasmujeres tengan desventajas en el acceso a la
tierra y al agua, en la disposiciónde su uso y la toma de decisiones y nose
benefician equitativamente de la gestión y administración de recursos
naturales.
Para poder visibilizar los impactos diferenciados
por género, primero se establecerán las funciones del rol femenino en las
diferentes esferas.Las mujeres, sobre todo en las áreas agrícolas, se
identifican en su rol del género femenino de ser esposas y madres, siendo las
responsables del cuidado, alimentación de los hijos e hijas, de abastecer la
casa de agua y alimentos, como parte de su rol reproductivo. Son las
responsables de las tareas productivas como el cuidado de los animales menores,
el pastoreo, entre otras, actividades a las que algunas le suelen añadir la
tarea de hacer quesos, artesanías,... para vender en el día de la feria.
En cuanto a la toma de decisiones las mujeres suelen
seguir subordinadas a las decisiones de los hombres ya que las tierras casi
siempre están a “nombre” de los hombres, impidiendo que las mujeres tengan decisión
sobre ellas. Como regla general las mujeres trabajan más y más tiempo que los
hombres, se levantan más temprano y se acuestan más tarde. Esta realidad dificulta
la participación de las mujeres en la esfera pública, por lo que la participación de las mujeres en los
espacios comunales y públicos en general es mínima, salvo los referidos a los
programas sociales o a su participación en las organizaciones específicas de
mujeres referidas a la alimentación. En las asambleas comunitarias, las mujeres
casi no participan y las decisiones corren por cuenta de los hombres. Sin embargo,
es necesario recalcar el imprescindible papel de las mujeres en laresistencia y
lasluchas en pro de sus derechos y los derechos de la naturaleza.
Impactos
sociales de la minería en las mujeres
Como dijimos en nuestra nota anterior el marketing
de las empresas mineras hace posible que éstas ingresenen el imaginario
colectivo como fuente de empleo, riqueza y desarrollo. Estos conceptos son fomentados
además por las autoridades estatales y locales y amplificados por los medios de
comunicación. Sin embargo, en las comunidades hay diferentes actitudes hacia la
minería.
Algunos consideran al proyecto minero como la
entidad poderosa que les va proveer la única fuente de empleo, mejorar los
servicios de salud y educación, capacitar en temas agropecuarios y una
oportunidad única para mejorar sus infraestructuras básicas, como agua,
desagüe, electricidad, carreteras, etc.
Otros,
rechazan al proyecto minero, pues conciben las externalidades
ambientales como una posible contaminación y la afectación a sus campos
agrícolas. Ven también una competencia por los recursos escasos, como son el
agua, la tierra, el medio ambiente y el hábitat. Además, consideran que el Estado
y los gobiernos locales monopolizan el poder de decisión sobre las cuestiones mineras
sin consultar a las comunidades.
En ambos casos, la estructura organizacional y de
poder de las comunidades se ven afectadas con la llegada de la empresa minera,
ya que es un actor económico poderoso, que influye en las relaciones sociales y
económicas. Esto se acentúa cuando las empresas mineras desconocen o deciden
pasar por alto los organismos tradicionales de toma de decisiones y negocian
con personas que no cuentan con la confianza o el respaldo de la propia
comunidad. Muchas veces generan relaciones de clientelismo con las comunidades
y autoridades locales, mediante sobornos y otras formas de corrupción que
deterioran el entramado social y provoca un debilitamiento de la
institucionalidad.
En el caso de las mujeres, en las comunidades
analizadas, uno de los principales problemas es el acceso a la propiedad de la
tierra. Tanto en el caso de las comunidades como en las propiedades
particulares, las mujeres propietarias o posesionarias son muy pocas debido
principalmente a la discriminación de género. Es por ello que cuando la
comunidad entra en un proceso de negociación con la empresa minera, las mujeres
no son consultadas.
El debilitamiento institucional, la corrupción, la
desconfianza y las divisiones y enemistadas creadas, así como la discriminación
en la toma de decisiones hacia las mujeres interfieren negativamente en la
cohesión social de las comunidades. En muchos casos se crea un fuerte aumento
de tensión, desconfianza, y se crean divisiones y conflictos dentro de las
comunidades y de las familias, provocando una polarización y fragmentación de
la vida comunitaria, poniendo vecino contra vecino.
En el caso de que el marido tenga trabajo en la
minera, la responsabilidad de las chacras mayoritariamente recae sobre la mujer,
que ve como se le añaden cargas que se
traducen en más horas de trabajo, más estrés y más estado de ansiedad para la
mujer. Muchas veces, esta dinámica se
convierte en fuente de conflicto y rupturas de hogares. Además es necesario
destacar quela inestabilidad familiar y económica, termina afectandoen las
relaciones de género quesuelen derivar en un aumento de la violencia emocional,
mental, física e incluso sexual hacia las mujeres.
Julia Cuadros registra que,
en la zona de las Bambas, Perú, en los primeros meses de la presencia de la
empresa minera, observaron un aumento de cantinas y discotecas donde se ejercía
la prostitución por parte de mujeres que no eran de la zona yaumentó el
alcoholismo, fundamentalmente en los varones adultos y jóvenes.
La Asociación Chilena de
Seguridad (ACHS), reveló que el sector
productivo con más prevalencia de bebedores problemáticos y uso de drogas es el
minero. En el año 2003 un 31,7% de los trabajadores de la minería tenía
problemas con el alcohol, este índice subió a 47% en el 2007. En el uso de drogas, el
panorama no es mejor.
El aumento del alcoholismo y de
los problemas sociales afectan negativamente a la mujer ya que suelen
generar incremento de violencia familiar y sexual. Julia Cuadros y María Bastidas en sus
estudios comprueban que las mujeres sufren violaciones e intentos de violación
con o sin amenazas e intimidaciones por promesas falsas de matrimonio o de
trabajo.Las noches y las calles dejan
de ser seguras, especialmente para las mujeres, se acentúa el acoso en las
calles, aumenta el miedo.
Por lo general en las áreas rurales la vida tiene
características muy particulares, se vive “en una especie de comunidad familiar ampliada en la que la proximidad
y el trato son fundamentales. El compromiso con los demás es sumamente
evidente”.La llegada de cientos de foráneos, bares y
discotecas que acompañan a la actividad minera, impactan en la cohesión social
y las formas de relacionarse basadas en la reciprocidad y el trabajo
comunitario. Esto influye en la desvalorización de su cultura, afectando los
valores en lo más profundo de la comunidad, su identidad.
La estructura institucional y organizacional también
se ve afectada. Las diferentes opiniones y el desigual reparto de los
beneficios de la actividad minera
provocan que la comunidad e incluso las familias se enfrenten y los conflictos
socioambientales aumentan. Además los problemas sociales como el alcoholismo,
la drogadicción, la prostitución, el juego,… se acentúan y con ello aumenta la
violencia y la inseguridad en la zona. Todos estos impactos sociales dejan una
población profundamente dañada y afectada que se mantiene aun después del
cierre de la mina.
Impactos socio-económicos de la minería
metálica a gran escala en la mujer
La
empresa minera se introduce y altera totalmente la economía de la zona. El cambio
de la economía de subsistencia por la economía de mercado es uno de los
primeros y más abruptos impactos que sufren sus pobladores. Esta imposición
implica una erosión importante o incluso la destrucción de los valores y
costumbres tradicionales que han sido esenciales en el sostenimiento de la
solidaridad y la unidad de familias y comunidades.
Los cambios generados afectan con cargas
diferenciadas a la mujer, ya que así como los estilos de vida tradicionales se
debilitan, el aporte de la mujer a la producción de subsistencia también pierde
valor en una nueva economía monetaria. Quien trabaja en tareas no remuneradas
en el hogar o en la comunidad se lo categoriza como “improductivo, desocupado y
económicamente inactivo”. Se produce un
debilitamiento de los roles socioculturales tradicionales de la mujer,
afectando y desvalorizando su trabajo como recolectora de alimentos, suministradora de agua, cuidadora y
nutridora, entre otros muchos.
La presencia de la actividad minera en una zona,
también significa el incremento de la presencia de personas foráneas en la
ciudad; los trabajadores de la mina, los
que van a buscar trabajo o a realizar alguna transacción. Esto genera un
incremento de los precios de los bienes locales (precios de las casas,
terrenos, servicios, entre otros), los salarios de profesionales (que además de
ser muy pocos, usualmente no provienen de las comunidades locales) y los precios
de todos los bienes de uso o consumo cotidiano. Esto supone un aumento del
costo de vida en las comunidades, afectando muy negativamente en la economía familiar.
El poder adquisitivo de las comunidades y su nivel de vida va disminuyendo.
La mujer, como principal gestora de la economía
familiar, sufre de manera diferenciada esta nueva realidadya que ve como debido
a la subida de precios, no puede cubrir satisfactoriamente las necesidades
familiaresy debe incrementar sus ingresos, buscando alternativas económicas
para suplir estas carencias. Su opción suele ser el mercado informal, ya que
las ofertas laborales de las empresas no suelen incluir a las mujeres salvo en
actividades de servicio como limpieza.
Al no haber una complementariedad en la división del
trabajo, cuando la mujer trabaja en aspectos productivos no deja de realizar
sus actividades reproductivas, sino que las tiene que realizar además de
trabajar y utiliza sus días de descanso o sus horas libres. La apreciación de
las mujeres es que el trabajo es una oportunidad para complementar sus ingresos
familiares, lo que minimiza en sus percepciones la carga adicional de trabajo
que están teniendo.
Por último es necesario destacar que las cargas
adicionales de trabajo que las mujeres se ven obligadas a aceptar suelen ser
transferidas a los hijos e hijas. Las tareas de pastoreo, hilado, tejido y las
tareas domésticas que eran parte del rol productivo de las mujeres han sido
trasladadas a los niños y niñas de mayor edad en la familia. Sin embargo la
transferencia de cargas afecta de manera desproporcionada a las niñas.
Es por ello que en aquellas comunidades en donde la
empresa minera desarrolla programas de empleo temporal, se advierte ausentismo
en la escuela y en algunos casos deserción escolar. El no acceso a una
educación impacta más sobre todo en las niñas de las zonas rurales, lo que
provocará un aumento en la brecha de género de las futuras generaciones.
El analfabetismo, la poca movilidad y la dificultad
en el acceso a los recursos que la actividad minera acentúa, hace que en los
contextos rurales empobrecidos se consoliden y perpetúen los injustos roles de
género. Esto hace que el desarrollo personal
de las mujeres y niñas de las comunidades afectadas por la minería sea cada día
más difícil de alcanzar. La minería hunde todavía más a las mujeres en la
pobreza, el desposeimiento y la exclusión social.
El ingreso
de la minería en una comunidad, al interferir en las esferas familiares,
comunales, sociales, productivas y políticas, trae consigo un proceso de
desestructuración y empobrecimiento comunal, que genera mayores asimetrías y
profundiza las brechas sociales, económicas y de género dentro de la comunidad,
la región y el país.
Destrucción de las formas de sustento y de vida,
desintegración social, cambios radicales y abruptos en las culturas regionales,
desplazamiento de otras actividades económicas locales actuales y/o futuras son
algunos de los altos costos sociales que trae aparejada la minería. De hecho
esta actividad está catalogada como una de las actividades humanas más dañinas,
en términos medioambientales, socioculturales, económicos como también de
género, siendo el femenino el más perjudicado.
[1]Eider Martinez Merino es
diplomada en Trabajo Social y tiene un máster en Cooperación al Desarrollo y
Gestión Pública y de las ONGs. Acción
Ecológica y Entrepueblos la han acogido durante un año que ha estado en Ecuador
realizando este trabajo de síntesis bibliográfica para la Red Latinoamericana
de Mujeres Defensoras de los Derechos Sociales y Ambientales. El trabajo
completo se pondrá a disposición en nuestra página a la brevedad
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