El Comité Mundial de Mujeres en el año 2006 dispuso que las mujeres tenían un rol estratégico y una responsabilidad política en relación al agua, esto otorga un rol preponderante a las mujeres quienes sostienen que los servicios públicos de agua deben mantenerse en manos públicas, los procesos de privatización que están sufriendo particularmente los países de América Latina y de todo el mundo, son procesos que han deteriorado los servicios y los acceso de estos servicios a las poblaciones más pobres y en esas poblaciones más pobres quienes sufren las consecuencias mayores son las mujeres.
América Latina es el continente con mayor injusticia en el uso y acceso al agua, pese a que tenemos el 20% de reservas mundiales de agua dulce la población solo accede al 1% del total mundial. La crisis de la distribución del agua en América Latina es por la apropiación de ésta, por parte de empresas privadas, auspiciadas por las políticas de desarrollo que imponen los organismos internacionales.
Las privatización del servicio de agua en las ciudades sube las tarifas en en 400% y reduce el número de usuarios, usuarias y la calidad del servicio. Otras formas de privatizar el agua son:
Las bioregiones que constituyen territorios controlados por grandes empresas con agua incluida, la desviación de aguas, es decir los cientos de represas concesionadas a grandes constructoras y operadora por cuya razón se desplaza a campesinos, a pueblos originarios y alteran los ecosistemas causando muerte, extinción de especies animales y vegetales, la contaminación causada por empresas privadas como mineras, petroleras, papeleras, agroquímicas, que vierten directamente en los ríos de nuestros países sus desechos. La privatización del agua embotellada es una de las industrias más rentables en la actualidad, el costo para los consumidores es de mil a diez mil veces más caro que el costo del agua para las empresas embotelladoras, incluso se adueñan de agua subterránea, el agua embotellada es cara, un dólar por el litro de agua, es decir, mil dólares el metro cubico de agua, las botellas de plástico resultado de esta producción contaminaran el mundo en los próximos 5 mil años.
El agua es un elemento propio del planeta, un atributo de la naturaleza inherente a toda forma de vida, por tanto indispensable para todo ser humano, el agua es un derecho. Desde el punto de vista ambiental la interdependencia de los diversos elementos naturales depende de la existencia del agua, y de la existencia de esta dependen también los ciclos naturales y ambientales; en cuanto a las personas el acceso al agua depende de la práctica de otros derechos como la salud, alimentación, trabajo, cultura y aquellos que hacen posible una vida digna, alrededor del agua se organiza y construye la economía y cultura de los grupos humanos así como la autonomía y soberanía de los pueblos.
Por eso mujeres, campesinos estudiantes, pueblos originarios, investigadores, integrantes de movimientos urbanos, movimientos sociales, todos y todas estamos involucrados en esta problemática y convocados en su defensa, por que la crisis del agua en nuestros países tiene distintos rostros y nos afecta de distinta manera, uno de los rostros con mayor afectación por la inequidad en la distribución del agua, definitivamente es el la Mujer.
La resistencia se abre paso como las aguas al bajar de la montaña
Mujeres Mapuche defienden su territorio. |
Entre algunas de las “movidas del y por el agua” mencionamos las siguientes:
En Colombia se denuncia que mientras más de 100.000 familias en Medellín, sufren desconexiones permanentes de agua por la falta de capacidad de pago y los páramos (sitios donde nacen las cuencas) son entregados para explotación minera de las transnacionales. A pesar de esta realidad, el gobierno quiere frenar el referendún que podría revertir esta situación.
En Chile desde hace más de dos años las comunidades del Valle del Huasco, han logrado sostener su protesta por la destrucción de glaciares que quitan el agua a este valle, con una serie de movilizaciones, como la “Fiesta por el Agua contra Pascua Lama” organizada en mayo.
En Ecuador las mujeres dirigen esfuerzos importantes en las comunidades indígenas para fortalecer los canales de riego y el derecho humano al agua. Los sistemas comunitarios han construido con sus propios recursos económicos y mingas los sistemas de agua y de riego; existen más de 10 000 sistemas del agua que se autogestionan. Las recientes movilizaciones demandan el carácter del Estado Plurinacional contemplado en la Constitución ecuatoriana, uno de los espacios en donde la plurinacionalidad cobra más sentido es justamente en el manejo, cuidado y responsabilidad frente al agua, y esto implica resolver el acaparamiento del agua, la privatización y la necesaria desprivatización.
En Bolivia a 10 años de la “guerra del agua” se sigue esperando la elaboración de una normativa hídrica, que garantice el acceso a agua limpia y con calidad suficiente para todos los bolivianos. Pero además se espera que este mismo principio (agua para la vida) sea el que guíe la elaboración de la norma minera y no se priorice a esta actividad antes que a las comunidades y pobladores concretos.
Las aguas se seguirán moviendo, como se siguen moviendo los pueblos organizados en la búsqueda la construcción del buen vivir. Y así como nuestras comunidades originarias aprendieron a dialogar con la naturaleza de la que somos parte, nos toca ahora a nosotros y nosotras construir las nuevas alternativas de desarrollo, sin miedo y con esperanza.
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